Tarija se sumó al pesar por el deceso del papa Francisco
En Tarija expresaron su pesar por el fallecimiento del papa Francisco, cuyos restos mortales serán enterrados el sábado venidero en la Basílica Papal de Santa María la Mayor, en Roma.
El 13 de mayo de 1988, los tarijeños recibieron al papa Juan Pablo II que estuvo de visita a Bolivia y fue la primera vez que llegó un Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y Jefe de Estado de la ciudad del Vaticano.
Los católicos tarijeños esperaban con ansias que el papa Francisco llegue a la capital tarijeña a mediados del 2015, pero no se concretó; el líder espiritual pisó suelo de El Alto, La Paz y Santa Cruz.
Óscar Chávez, católico e impulsor de la Fiesta de San Roque, afirmó que ese año había la ilusión de que esté en Tarija y no se hizo realidad por la falta de visión de las autoridades políticas y eclesiásticas en su momento.
A su criterio, con la muerte del papa Francisco, la humanidad perdió a un gran hombre que estaba del lado de la gente humilde y era la voz que se hacía sentir en el mundo, al extremo que hizo temblar a las potencias hegemónicas para hacer ver dónde estaba la pobreza.
El escritor René Aguilera señaló que la población tarijeña es católica y conservadora por tradición religiosa que había esperado la llegada del papa Francisco en 2015. Sin embargo, dijo que existe coincidencia que el Sumo Pontífice fue un líder espiritual que luchaba contra la pobreza, al igual que fue el papa Juan Pablo II que visitó en 1988, cuando lo llamaron «el Papa polaco ahora es chapaco».
El gobernador de Tarija, Óscar Montes, destacó las virtudes del papa Francisco, al mencionar que su vida fue un testimonio de fe, compasión y entrega al prójimo porque fue «guía humilde y voz de los que no tienen voz». Agregó que su memoria vivirá en el corazón de la humanidad.
El alcalde de la ciudad de Tarija, Johnny Torres, expresó que en este momento de dolor, se extiende las sinceras condolencias a la Iglesia católica y a todos los fieles que lloran la partida de un líder espiritual que dedicó su vida a la paz, la justicia y la fe.
El Deber