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La idea de un cambio de régimen en Irán resuena entre los iraníes que abandonan su país a través de la frontera con Armenia

«La gente quiere un cambio de régimen», dijo una jubilada iraní llamada Mariam mientras se desplomaba en la parte trasera de un taxi con su esposo.

La pareja acababa de arrastrar sus pesadas maletas por un puente sobre el caudaloso río Aras, que marca la remota frontera norte de Irán con el pequeño país de Armenia, en la región del Cáucaso meridional.

«He caminado mucho y estoy cansada. El ánimo en Irán no es muy bueno, pero tampoco tan malo. Por supuesto, la gente está preocupada, pero la vida continúa. Supermercados, tiendas, bancos, todo funciona».

Añadió que Israel y Estados Unidos querían «un cambio de régimen… pero no sé si lo conseguirán, ni si los fanáticos religiosos (en Teherán) se mantendrán firmes. Ya veremos».

Este punto fronterizo ofrece una pequeña ventana a la propia Irán, en un momento en el que el servicio de internet está interrumpido y la mayoría de los periodistas extranjeros tienen prohibida la entrada al país.

Sin embargo, cabe destacar que muchas de las personas que hablaron con nosotros tenían doble nacionalidad, con pasaportes estadounidenses, alemanes y de otras nacionalidades. En ese sentido, ofrecen solo una imagen muy parcial del estado de ánimo colectivo en Irán.

Las personas con las que nos reunimos, en general, apoyaron la idea de un cambio de régimen, una idea que planteó el presidente Donald Trump después de que Estados Unidos anunciara que atacó tres instalaciones nucleares iraníes durante el fin de semana.

Sin embargo, los líderes iraníes aún cuentan con apoyo en el país, e incluso entre quienes se oponen a ellos hay opiniones diferentes sobre los bombardeos de Estados Unidos e Israel.

Jubilada iraní en el cruce fronterizo
Mariam cruzó la frontera con Armenia y expresó su apoyo a un cambio de régimen en Irán.

«Se le acabó el tiempo al régimen»

En el concurrido cruce fronterizo de Agarak, ráfagas de viento cálido y polvoriento se arremolinaban en torno a los autos de policía, taxis y camiones que pasaban, mientras un flujo constante de personas a pie emergía desde Irán, tras una larga alambrada custodiada por torres de vigilancia.

En un legado de la era soviética muy disputado, las tropas rusas aún patrullan zonas de la frontera. El cruce está rodeado de montañas escarpadas y áridas y, a lo largo del río, de una estrecha franja de exuberantes tierras de cultivo.

Un diplomático canadiense, que esperaba para ofrecer apoyo a sus conciudadanos, dijo haber contado a 80 personas que llegaron en una hora. Anecdóticamente, esa cifra parecía estar aumentando el lunes, pero no llegó a constituir un éxodo.

Ataques de EE.UU. contra Irán

Los vehículos circulaban en ambas direcciones. Muchos de los que se marchaban se negaron a hablar con nosotros, alegando preocupación por la seguridad de sus familias dentro de Irán.

Alenoosh, de 63 años, quien dijo haber nacido en Irán de padres armenios, aunque creció en París, opinó que siente que «se le acabó el tiempo al régimen».

«Todos tienen miedo y están hartos del régimen», dijo. «Frente a mi casa hubo muchos bombardeos. Mucha gente está en movimiento. Hay tráfico. No saben adónde ir, dónde ponerse a salvo».

Los miembros de una familia de canadienses-iraníes contaron que pasaron la noche anterior en un resort a orillas del mar Caspio y describieron un país convulso, pero extenso, en el que muchas zonas parecían no haber sido afectadas por el conflicto.

BBC Mundo

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