Bermejo, en la frontera: Boom comercial atrae foráneos y triplica los alquileres

La ciudad fronteriza vive el auge del comercio, sin embargo, esto ha conllevado al desorden urbano, ya que los vendedores informales han tomado las áreas verdes, calles y veredas, generando caos.

El inusitado crecimiento del comercio en Bermejo, ciudad fronteriza con Argentina, se ha convertido en un arma de doble filo. Por un lado, el flujo de compradores argentinos ha dinamizado la economía local. Pero, además, este boom ha traído consigo un caos de comerciantes informales, el colapso de los espacios públicos y el encarecimiento de los alquileres, dejando a las autoridades con una tarea de reordenamiento.

Mientras los visitantes cruzan las chalanas buscando productos a precio boliviano, la ciudad se desborda, calles tomadas, áreas verdes convertidas en ferias y mercados vacíos, en una paradoja que desnuda la falta de planificación  frente a un fenómeno económico en expansión. 

La vicepresidenta del Comité Cívico de Bermejo, Nathalie Gálvez, lanza una crítica al municipio. “No hay ningún orden”, sentencia, al describir cómo las zonas verdes cercanas al paso fronterizo en Las Chalanas han sido tomadas por comerciantes ambulantes. Según relata, calles como la José Yache, en inmediaciones de la avenida Petrolera y Barranqueras, han sido prácticamente clausuradas al tránsito vehicular por la expansión desmedida del comercio informal.

Lo que más indigna a Gálvez es que Bermejo cuenta con mercados formales, como El Porvenir y el 2 de Agosto, que permanecen vacíos. Cuestiona que el municipio no haya podido lograr que los argentinos lleguen más allá de las chalanas, ya que apenas cruzan y compran en la misma frontera.

La dirigente también advierte sobre la llegada masiva de comerciantes foráneos. “Tenemos gente de Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y Tarija que ha llegado a Bermejo y se ha instalado donde ha podido. Algunos alquilan tiendas, pero muchos son ambulantes que pagan canchaje al municipio”, explica.

La lógica del consumo argentino, impulsada por la diferencia cambiaria, también ha distorsionado los precios en la ciudad. Gálvez cuenta que los visitantes pagan hasta 1.000 pesos argentinos por un vaso de refresco, lo que equivale a  13 bolivianos, una situación que encarece los precios para los bermejeños.

Gremiales desplazados

El dirigente de la Federación de Trabajadores Gremiales de Bermejo, Rubén Borja, corrobora el diagnóstico, de que el desorden ha llegado al punto de afectar a los propios comerciantes locales. “Desde octubre venimos exigiendo un reordenamiento, pero solo desde hace una semana se está empezando a trabajar en eso”, asegura.

Los Tiempos

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