Ministro Aramayo: “No estamos para administrar una crisis, sino para construir prosperidad”

Fernando Aramayo Carrasco, canciller del Estado, recibió su despacho en el histórico edificio de la Cancillería. Allí atendió al grupo EL DEBER en una entrevista con la que perfiló los retos de su gestión. 

– ¿Qué significa para Usted esta designación y por qué aceptó? 

Es un honor; no imaginé. Cuando el presidente me invitó, entendí que la patria nos convoca a servir, no a coronar carreras personales. Su mensaje: “Dios, familia, patria “me dio una mística: poner mis capacidades al servicio del país.

– ¿Cómo recibe el Ministerio de Relaciones Exteriores?

Con restricciones severas de recursos y una contracción del espacio fiscal. Hubo avances, sí, pero también limitaciones. Necesitamos recuperar meritocracia, actualizar la carrera diplomática y alinear perfiles profesionales con las exigencias del siglo XXI. 

– ¿Cuáles serán las prioridades en esta primera etapa?

Liberarnos de la tramitología para gestionar mejor los recursos, redefinir la arquitectura organizacional y establecer qué impactos concretos debe generar la Cancillería en estabilidad económica, gobernabilidad y confianza institucional. Todo con metas claras.

– ¿La atención a los bolivianos en el exterior es una queja recurrente. ¿Qué va a cambiar?

Primero, un mapeo realista: quiénes están en funciones, cuánta capacidad instalada tenemos y cómo está el registro de connacionales. Con esa línea base definiremos soluciones de corto y mediano plazo según los recursos disponibles. 

– ¿Cómo se rehabilitará la carrera diplomática prácticamente desmantelada?

Ya me reuní con miembros de la Academia. Les pedí paciencia: revertir 15 o 20 años no toma 48 horas. Actualizaremos contenidos y perfiles según las nuevas ventanas de oportunidad. La representación debe ser política y comercial, con indicadores de desempeño: cada designación es una inversión que debe abrir mercados, atraer inversiones y forjar acuerdos. 

– ¿Cuál es la señal de política exterior que enviará el gobierno de Rodrigo Paz?

Pragmatismo con principios. “Traer el mundo a Bolivia y llevar Bolivia al mundo” implica tomar lo mejor de cada socio, siempre del lado de la democracia, el Estado de derecho y la transparencia. La ideología no alimenta: la coherencia con valores sí. 

– Se han reactivado contactos de alto nivel con Estados Unidos, Alemania y Japón… ¿Qué se puede decir en concreto?

Restablecimos relaciones con EE.UU y ya hubo una donación de medicamentos esenciales para pacientes con VIH. Instalamos grupos de trabajo y una agenda inmediata que incluye cielos abiertos, visados, cooperación en minería, tecnología y seguridad. También recibimos al ministro alemán y al canciller japonés tras más de una década sin visitas de ese nivel: entendieron que hay voluntad real de hacer las cosas distinto.

– ¿Volverá la DEA u otros mecanismos de cooperación?

El Presidente lo ha planteado en un marco más amplio: reforzar todas las dimensiones de seguridad del Estado. El crimen organizado y el narcotráfico son redes globales; requerimos cooperación con EE.UU., Brasil, Chile, Perú, Argentina, Paraguay y Uruguay.

– ¿Serán una Cancillería “viajera” o “de resultados”?

De resultados. Impulsaremos diplomacia digital y misiones específicas que vuelvan con acuerdos firmados, no solo con fotos. Viajaremos cuando sea imprescindible para concretar metas.

– ¿Cómo se posicionará Bolivia en foros internacionales (energía, clima, comercio)?

Con una agenda de transición energética justa: salvaguardas socioambientales, defensa del agua y beneficios tangibles. No solo exportar recursos; participar en valor agregado, tecnología y negociación en simetría.

– ¿Qué relación buscarán con Chile en este escenario?

Primero, ser pacientes y respetuosos de la dinámica política chilena. Están en elecciones este mes y tendremos que ver cómo se reconfigura el gobierno. Habrá que presentar las salutaciones, participar de los espacios que permitan consolidar en Chile el entramado institucional como resultado de las elecciones. A partir de ello, naturalmente se va a tomar contacto. El presidente Paz también lo ha dicho: queremos restablecer el diálogo político y diplomático. No puede ser que no tengamos, por ejemplo, acciones de carácter binacional en frontera ahora que se va a reactivar la minería alrededor de los minerales críticos de la mano de la transición energética, porque nuestros recursos hídricos y nuestra vocación minera —peruana, chilena, boliviana y argentina— se reactivarán sustantivamente y tenemos que colaborar”.

– ¿Cómo se traducirá la diplomacia en oportunidades?

Con aperturas de mercado, empleos digitales y ecosistemas para inversión. La política exterior debe integrarse a protección social vía trabajo digno y productivo. El gabinete trabajará en modo colaborativo y sin egos.

– ¿Usted habló de “amigos de Bolivia”. ¿En qué consiste?

Tejer una alianza práctica Bolivia–Paraguay–Uruguay y un bloque ampliado con Alemania, Japón, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Hay oportunidades: arancel cero británico, interés inversor japonés, capital alemán y norteamericano dispuesto a aterrizar. Articulación, no slogans.

– ¿Qué pediría a la ciudadanía en este inicio de gestión?

Esperanza y paciencia. A diciembre debemos estabilizar economía y combustibles; luego consolidar avances en los próximos tres meses, antes de las elecciones locales de marzo. No gobernaremos bajo chantajes ni bloqueos: la responsabilidad es de todos —sector público, privado, pueblos indígenas, sociedad civil y medios— para informar con transparencia.

No estamos para administrar crisis, sino para construir prosperidad. Rendiremos cuentas y trabajaremos 24/7. Con transparencia y resultados.

PERFIL

Especialista en cooperación

Economista y magíster en Gestión y Políticas Públicas. Con 25 años de experiencia en desarrollo, gobernanza y cooperación internacional, trabajó para el PNUD y la GIZ en América Latina, África y Medio Oriente. Su visión busca modernizar la diplomacia boliviana.

El Deber