El gobierno en Kiev se mantiene funcional, el sistema bancario estable y los pagos de la deuda viables a corto plazo, pero la invasión rusa puede hundir a Ucrania en una recesión devastadora, y hace peligrar la seguridad alimentaria mundial, advirtió ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Como mínimo”, el PIB ucraniano se contraerá en torno a un 10% en 2022 suponiendo una “resolución rápida” del conflicto y gracias a una ayuda internacional “sustancial”, según una primera estimación del FMI, que nota la “enorme” incertidumbre que rodea a estas proyecciones.
Si el conflicto se estancara, sobre la base de guerras en Líbano, Irak, Siria o Yemen, el PIB de Ucrania podría caer entre un 25 y un 35%.
El año pasado, el crecimiento de Ucrania fue del 3,2%, impulsado por la demanda interna y las exportaciones.
Pero desde la invasión del país por parte del ejército ruso el 24 de febrero, “la economía ucraniana ha cambiado radicalmente”, subrayó Vladyslav Rashkovan, director ejecutivo del FMI en representación de Ucrania en una declaración al FMI fechada el 9 de marzo y publicada ayer.
“Hasta el 6 de marzo, 202 escuelas, 34 hospitales, más de 1.500 viviendas, incluidos edificios, decenas de kilómetros de carreteras e innumerables infraestructuras críticas en varias ciudades ucranianas han sido total o parcialmente destruidas por las tropas rusas”, describe en función de información del gobierno ucraniano.
El 10 de marzo, Oleg Ustenko, asesor económico del presidente ucraniano, dio una primera estimación de los daños: 100.000 millones de dólares.
Seguridad alimentaria
El FMI también está preocupado por las consecuencias en todo el mundo. Los precios de la energía y de las materias primas agrícolas ya se han disparado.
Para un producto básico como el trigo, los efectos podrían ser aún más dramáticos: “Las perturbaciones en la temporada agrícola de primavera (boreal) podrían obstaculizar las exportaciones, así como el crecimiento y poner en peligro la seguridad alimentaria mundial”, señalan los autores del informe.
Ucrania, el “granero de Europa”, y Rusia, concentran alrededor de un tercio del comercio mundial del cereal.
La mayor parte del trigo ucraniano se exporta en el verano y otoño del hemisferio norte. Cuanto más dure la guerra, más exportaciones se verán comprometidas, impactando en las reservas actuales y futuras.
Estas interrupciones “tienen efectos inmediatos para países como Egipto, que dependen en gran medida de las importaciones de cereales de Rusia y Ucrania”, señaló el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en un informe publicado el viernes.
Más allá de eso, los países “más dependientes de las importaciones de cereales están en primera línea” de riesgo, ya que allí los precios de los alimentos están subiendo, consecuencia del alza de los precios en los mercados mundiales de cereales, añade el organismo de ayuda alimentaria de Naciones Unidas.
El impacto será fuerte en Afganistán, Etiopía, Siria y Yemen “por su dependencia del trigo”, advierte.
“La guerra en Ucrania significa hambre en África”, lamentó Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI.

Foto: AFP
“Huracán de hambrunas”
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también alertó ayer sobre los riesgos de “un huracán de hambrunas y un colapso del sistema alimentario mundial”.
El presidente del Banco Mundial, David Malpass, instó a los consumidores a evitar acumular harina y gasolina.
En una entrevista en video con The Washington Post dijo que las economías avanzadas como Estados Unidos y Canadá tenían “potencial suficiente para aumentar significativamente” la oferta para “mitigar esta caída” en la producción.
El Banco Mundial anunció una ayuda de 200 millones de dólares para Ucrania, que se suma a los 723 millones de dólares ya aprobados.
AFP