A veces se colocan una bata encima del cuerpo y en otras ocasiones se alistan para caminar horas por senderos de la naturaleza. Cinco mujeres científicas bolivianas descubrieron que el éxito está en seguir sus sueños ligados con la ciencia.

Pero saben que para triunfar en el mundo científico hay que escalar peldaños muy altos.
Narel Paniagua-Zambrana mandó todas las dudas por un tubo y se convirtió en un referente mundial con sus investigaciones enfocadas en documentar y proteger el conocimiento tradicional del uso de las plantas de las poblaciones indígenas y comunidades en Bolivia y otros países de la región Andina.
Claribel Villarroel trabaja para la Fundación Natura Bolivia como gestora de Áreas Protegidas para el Chaco Chuquisaqueño, está orgullosa de sí misma porque cuando era niña miraba con asombro los estudios de NatGeo… y hoy se dedica al cuidado de la naturaleza.
La científica Karen Losantos Ramos es una ferviente defensora de que la mujer debe ser tratada con las mismas condiciones que un varón y que no se le debe obligar a elegir entre su carrera o la maternidad. Es consultora en un proyecto en Alto Beni entre el FiBL (Instituto de Investigación de Agricultura Orgánica, de Suiza) y el Instituto de Ecología (UMSA).
La bióloga Leslie Julieta Zegada Herbas pide a las mujeres que, pese a las dificultades, continúen con sus anhelos. Ella explica que todas las personas deben ser juzgadas por su capacidad e inteligencia y no por su género. Pide que cada vez más gente se dedique a la investigación de la ciencia. Teresa Camacho Badani tiene una maestría en biología de la conservación y es jefa del departamento de herpetología del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny. Cuenta que trabaja en el oficio que le apasiona… algo que espera que suceda con otras mujeres.
“Es más visible el trabajo que realizamos”
Desde niña a Teresa Camacho Badani siempre le ha gustado el mundo natural. “Por suerte ese gusto por la naturaleza era compartido por mi familia, en especial con mi papá, con quien salíamos al campo los fines de semana”.
“Hay muchas mujeres que tienen un gran interés en la ciencia, pero son pocas las que terminan dedicándose a esto, menos del 30% de los investigadores de todo el mundo son mujeres”, cuenta la mujer que tiene maestría en biología de la conservación y es jefa del departamento de herpetología del Museo de Historia Natural Alcide d’ Orbigny.
A ella, que tuvo que hacer mucho trabajo de campo, le cuestionaban si tendría la fortaleza física para aguantar horas de caminatas… les demostró que sí. “Hay discriminación, desde la manera en que se dirigen a tí en los espacios laborales o académicos, como en el uso de diminutivos o adjetivos personales, mientras que a los hombres se dirigen por su título profesional”. Cuenta que la remuneración para una mujer es menor que la de un hombre.
Con todo, ella no cambia su carrera en la cual ha logrado éxitos internacionales. Es más, anima a otras mujeres a andar por este sendero científico.
Cuando se tiene que referir a las futuras colegas, la cochabambina les pide: “Sigan con sus sueños y no dejen que nada las detenga, a veces el camino no es fácil pero la satisfacción de cumplir tus metas y dedicarte a lo que realmente te gusta es maravilloso. Cada vez es más visible el trabajo que realizamos y necesitamos muchas más mujeres tomando decisiones y formando parte de la ciencia para nuestro país y el mundo”.
“Con méritos propios se logran los triunfos”
Leslie Julieta Zegada Herbas es una profesional curiosa. “Desde colegio me interesó el ámbito de la biología y todo lo que implica, desde cómo saber las funciones de los diferentes organismos dentro de un ecosistema, las funciones que cumplen y cómo éstos influyen dentro de los mismos, a la vez del desarrollo de enfermedades y patologías que se pueden desarrollar dentro de un organismo”, cuenta la consultora independiente y que trabaja en la clínica CIES.
“En el campo de la investigación orgullosamente puedo decir que es común que se encuentren mujeres con excelentes logros profesionales. Se han conseguido grandes avances científicos, pero lastimosamente también se encuentran aquellas personas que por diferentes razones no logran culminar sus estudios o ejercer la profesión”.
Cuenta que ella no tuvo problemas al ejercer su trabajo en las ciudades y tampoco con sus pares académicos. “Los tratos siempre fueron con mucho respeto entre ambas partes, pero es un poco complicado cuando se trata en el área rural, ya que existen ocasiones en que hay algún tipo de discriminación, pero es algo que se va superando y avanzando con educación y respeto”, refiere.
Ella también anima a que más mujeres ingresen al mundo de la ciencia. “Si les interesa hacer investigación que lo hagan, uno tiene que ser juzgado por su capacidad e inteligencia y no por su género, uno por mérito propio va alcanzando logros, ya que lo que hace falta es que más personas se dediquen a la investigación porque aún queda mucho por descubrir e investigar”.
“No hay una receta para llegar a ser científica”
Cuando aún era una niña, Claribel Villarroel estaba fascinada con los libros de ilustraciones con animales africanos. Por entonces vivía en Monteagudo (Chuquisaca) rodeada siempre de animales y de vegetación. “Además tenía un papá que siempre nos llevaba al campo a filmar videos de naturaleza, aunque él era abogado, pero le gustaba hacer eso”, refiere como un primer acercamiento a su oficio actual.
“Recuerdo, y es parte de mi niñez, que hubo una expedición de la NatGeo y yo recuerdo haber visto los autos de la NatGeo pasar y hablar a los adultos de la localidad y les decían que ellos buscaban al oso jucumari”.
Quedó enamorada del mundo científico y se dedicó a este oficio. En la actualidad trabaja para la Fundación Natura Bolivia como gestora de Áreas Protegidas para el Chaco Chuquisaqueño.
“La ciencia está ocupada por mujeres, el problema es que no se visibiliza el trabajo que hacemos. No se visibiliza que nosotras estamos haciendo ciencia porque es mucho más difícil para nosotras, como en muchas otras profesiones”, cuestiona la joven.
Añade que para las mujeres es difícil sobresalir en su carrera. “Se asocia al científico con un señor de bata o un señor aguerrido que va a hacer expediciones al campo”, menciona la científica que también es madre. Cuenta que alguna vez pusieron en tela de juicio su capacidad por el hecho de ser mamá.
“Muchas veces vamos a querer renunciar, nos vamos a sentir atacadas por ser mujeres, por querer ser madres, por querer ser científicas. Al final no hay una receta para llegar a ser científica”, sentencia.
“Las mujeres son invisibilizadas en ciencias”
Karen Losantos Ramos no pierde el ímpetu de ser una científica exploradora. Le gusta ir más allá y descubrir los engranajes del funcionamiento de los seres vivos y la naturaleza. “En ese camino de estudiar Biología me di cuenta de lo extraordinario que tenemos en el país y de lo invisible también, lo químico, lo genético, ese mundo escondido a simple vista. Para mí se trata de comprender de lo micro a lo macro”, explica.
“Veo que cada vez hay más mujeres interesadas en seguir las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingenierías, matemáticas), aun así siguen habiendo muchos obstáculos que impiden que las mujeres estudien estas carreras o que las terminen o ejerzan, refiere la mujer que trabaja como consultora en un proyecto en Alto Beni entre el FiBL (de Suiza) y el Instituto de Ecología (UMSA). También hace proyectos de investigación personales con insectos, ají y otros. Está voluntariamente con el grupo de divulgación científica Ciencia Molotov y formó parte de la directiva de la Sociedad Boliviana de Biología Molecular. Además empieza un emprendimiento en ilustración científica. Lamenta que existan piedras para el trabajo de las mujeres. “Los obstáculos son muchos y a todo nivel. Desde el mismo colegio, sólo se habla de personajes de ciencia e históricos masculinos, aunque el papel de la mujer ha sido muy importante pero invisibilizadas, entonces ¿cómo inspirar a la igualdad?”, cuestiona.
Con todo, pide que sus futuras colegas no se desalienten en este camino del conocimiento.
“Es importante impulsar la igualdad de oportunidades”
Narel Paniagua-Zambrana llegó al mundo de la ciencia de una manera inusual. Cuenta que durante su niñez y adolescencia vivió y estudió en los campamentos mineros de la Comibol, allí su papá era geólogo. Al acabar el colegio decidió estudiar agronomía, porque que era la única carrera relacionada con la naturaleza que ella conocía. Escuchó la existencia de la carrera de biología. Fue al Campus Universitario de Cota Cota y tuvo su primera clase de vestibular en esa carrera. “Desde ese primer día me di cuenta que era la carrera que quería seguir, y esa decisión se fue fortaleciendo cada día durante los casi cuatro años de estudio. Incluso ahora casi 21 años después de ese primer día pienso que fue la mejor decisión y la más importante en mi vida”.
Está especializada en etnobotánica, desarrolla investigaciones enfocadas a documentar y proteger el conocimiento tradicional del uso de las plantas de las poblaciones indígenas y comunidades en Boliva y otros países andinos.
“Dentro de las carreras científicas, como en muchas otras, uno de lo mayores problemas es la discriminación de las mujeres con carreras sobresalientes a la hora de ubicarlas en posiciones de decisión y poder”, critica la paceña.
“Es importante impulsar la igualdad de oportunidades, transformando esas desigualdades de género tan arraigadas en nuestra sociedad para enseñar y mostrar a las niñas y jóvenes que quieren seguir una carrera científica, o cualquier otra, que su esfuerzo y dedicación serán reconocidos profesionalmente y apoyado por su familia y toda la sociedad”, refiere la mujer que es un referente en su área.
Página Siete