Jeanine Áñez rompió el silencio tres días después de que la plaza Murillo, en La Paz, fuera el sitio en el que se produjo una revuelta militar liderada por el excomandante Juan José Zúñiga.
Para Áñez, lo sucedido en la sede de Gobierno, con las cuatro tanquetas de guerra arremetiendo contra el Ejecutivo, no fue más que un “circo”.
“Los últimos hechos, instrumentalizando las FFAA, demuestran que el MAS no tiene límites para ejecutar su plan prorroguista, autocrático y nefasto: Arremeten contra la democracia y persiguen opositores mediante sicariato judicial buscando distraer con circo el desastre económico”.
La expresidenta transitoria se suma, así, a las repercusiones luego de que, el 26 de junio, las Fuerzas Armadas arremetieran contra el Palacio Quemado, con un Zúñiga sublevado, enfrentando al presidente Luis Arce y afirmando la posesión de un “nuevo gabinete”.
Antes se pronunció el gobernador titular de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, pidiendo que investiguen los hechos.
El Gobierno entiende que se trató de un intento de golpe de Estado. El “evismo” considera que lo que hubo fue un “autogolpe”.
Agencias
