Cada día llegan hasta la Policía de cada capital del país entre cuatro y cinco denuncias de personas desaparecidas; de ellas, una no es encontrada. El 64% de las víctimas son mujeres y niñas. Según autoridades y activistas, hay puntos “candentes” para el tráfico y trata de personas, como Yapacaní y el Norte Integrado de Santa Cruz.

Un día gris del mes de junio de 2015, Dayanna Algarañaz Hurtado, de 20 años, salió de su casa rumbo a la Udabol, donde estudiaba ingeniería ambiental. Nunca llegó a la universidad y no se la ha vuelto a ver desde entonces. Su madre, María Rita Hurtado, movió cielo y tierra sin éxito y en busca de aliados en su lucha conformó la Asociación de Apoyo a Familiares Víctimas de Trata y Tráfico de Personas y Delitos Conexos (Asafacittp).
La travesía que vivió Hurtado también la viven muchas familias, en algunos casos con un final trágico, como el reciente caso de la niña Darling Estéfany Chávez Meruvia. El sábado 17 de julio, la pequeña de cuatro años desapareció de un parque de la comunidad Hierba Buena, en el municipio cruceño de Mairana. Durante siete días su familia buscó y movilizó a sus vecinos. El viernes 23 de julio, la Policía encontró el cuerpo de Darling en un río. El caso se ha declarado en reserva.
La División de Trata y Tráfico de Personas de la Policía en Santa Cruz informó que en lo que va del año, de un total de 299 desaparecidos, entre menores y mayores de edad, se ha logrado encontrar a 168. Aunque muchas son circunstanciales y obedecen a problemas familiares; otras son verdaderas desapariciones de conocimiento del Ministerio Público.
El Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana estableció que en 2018 en ocho departamentos del país, excepto Cochabamba, se registraron 2.472 desapariciones y 1.811 apariciones; y hasta el primer semestre de 2019 fueron reportadas 1.720 desapariciones y 1.204 personas aparecidas. No hay datos durante la pandemia.
La trata de personas está detrás de las desapariciones. Según el Reporte Global sobre Trata de Personas 2020 de la ONU, los casos de trata en el territorio boliviano se realizan con miras a la explotación sexual y laboral en varios sectores, como el trabajo doméstico, el comercio informal, la agricultura, la construcción y el comercio sexual.
El dolor de no saber dónde está
En junio se cumplieron seis años de la desaparición de Dayanna y a la fecha su madre no ha bajado los brazos en su lucha por saber qué fue lo que pasó. Se presume que un vehículo la interceptó cuando iba a ingresar a la universidad. En ese momento no se encontraba el guardia de seguridad, que podría haber sido un testigo y con los trajines de la investigación los videos de las cámaras de seguridad se malograron.
“Han pasado seis años y un mes sin saber de ti, mi dulce Dayanna, desde que amanece hasta que anochece, e incluso a media noche, despierto con esa angustia que carcome mi vida… pero pese a todo lo que vivimos y sufrimos no pierdas la fe, hija mía, muchas personas oran junto a mí por tu regreso y así será”, publicó en junio María Rita.
Cuando Hurtado se movilizó en busca de Dayanna, en 2015 no encontró eco inmediato en las autoridades, que incluso le dijeron “que no podían movilizar un equipo especializado solo por una persona”. En ese momento, decidió conformar Asafacittp, la asociación de apoyo a los familiares de desaparecidos que al momento cuenta con 38 familias en Santa Cruz y participa activamente para socializar este problema social.

Foto: Asafacittp
Zonas rojas de trata
Debido a los diversos casos e información que ha recopilado, Asafacittp ha logrado identificar zonas de alto riesgo en la captación y explotación de menores de edad, tales como Yapacaní y Okinawa, donde hay lenocinios clandestinos. Incluso en la misma urbe cruceña existen puntos en el primer anillo y en los alrededores del Matadero.
“Hay sitios que funcionan como de consumo de bebidas alcohólicas, pero solo es la fachada, porque comercian con la actividad sexual. Con la promesa de un trabajo con un buen sueldo captan a las víctimas, las obligan a consumir alcohol e incluso drogas para que puedan resistir en ese ambiente”, dijo Hurtado.
Eliane Algarañaz, responsable del programa de Prevención de Violencia Sexual del Cepad de la Gobernación de Santa Cruz, confirmó que Yapacaní y todo el Norte Integrado se han convertido en zonas de alto riesgo para estos ilícitos, debido a que son centros neurálgicos y de gran tránsito.
Carlos Lara Ugarte, delegado defensorial de Santa Cruz, indicó que las zonas fronterizas son vulneradas fácilmente, por lo que no se puede controlar a cabalidad el ingreso o salida de personas y citó como ejemplo a los haitianos que llegaron a Pailón de forma irregular desde Brasil.
Añadió que la División de Trata y Tráfico de Personas no cuenta con equipo ni personal suficiente para atender todos los casos de forma oportuna. Pidió que se unan fuerzas de todas las instituciones relacionadas para combatir estos delitos.
RRSS para captar víctimas
Los delincuentes captan a sus víctimas mediante redes sociales en la mayoría de los casos. La Policía pide a los padres de familia poner especial atención a las actividades que realizan los menores de edad en sus teléfonos u otros dispositivos electrónicos.

Foto:Archivo / Página Siete
“Las captan a través de las redes sociales en las provincias para traerlas a la ciudad. Tenemos algunos casos donde son niñas encontradas en locales nocturnos o en las famosas rockolas. Es un delito que tengan trabajando a una menor en estos locales; cualquier persona que cobre por una menor está incurriendo en un delito”, informó Alfonso Montes Palacio, jefe de División de Trata y Tráfico de Personas en Santa Cruz.
La presidenta de Asafacittp explicó que las formas de captar a las jóvenes han variado. Hasta hace unos años se hacían a través de oficinas de empleos o de anuncios en periódicos, mientras que ahora se usan las redes sociales como principal canal para encontrar potenciales víctimas. Por ello, considera que el papel de los padres es fundamental para evitar que los menores de edad puedan caer en las “garras” de la trata de personas.
El jefe policial explicó que muchas de las denuncias de desapariciones que llegan hasta la unidad de trata se dan en el interior de familias disfuncionales, donde los menores se van de la casa, ya sea por influencia de los amigos o porque sacaron una baja nota.
Las situaciones familiares también motivan desapariciones de adultos. Es el reciente caso de un sujeto que fue notificado como desaparecido por su esposa. Después de tres días, los efectivos lo encontraron consumiendo bebidas alcohólicas; había derrochado el sueldo del mes, por lo que temía retornar a su domicilio.
Montes pide a la población denunciar cualquier desaparición. El primer paso es apersonarse a la Policía con una fotocopia de carnet o documentación y una foto del desaparecido. También está activa la línea gratuita 122. Si en 72 horas no se encuentra a la persona, el caso pasa al Ministerio Público para que se inicie un proceso.
País de tránsito con fronteras sin control
Bolivia es considerado país de tránsito para la trata y tráfico de personas. La falta de controles en las amplias fronteras propicia el ingreso y salida de grupos de indocumentados o con fines ilícitos.
Es el caso de los haitianos que ingresan al país de forma irregular y con el objetivo de llegar a la frontera con Chile o Perú, para instalarse en aquellos países; en otros casos siguen su camino hacía Ecuador, informó la División de Trata y Tráfico de Personas de la Policía de Santa Cruz.

Foto:Archivo / Página Siete
Bolivia se ha convertido en una ruta de tránsito para estos ciudadanos que escapan de su nación, en muchas oportunidades llegan a Brasil y desde ahí incursionan al territorio nacional a través de Beni y Santa Cruz, para seguir su camino, informó Alfonso Montes, jefe de esa división.
“Recomendamos a las empresas de transporte que no favorezcan estas situaciones. Estamos haciendo los trabajos de coordinación con Migración, Interpol y el Ministerio Público, para que en un corto tiempo podamos trasladarnos a Puerto Suárez para hacer operativos”, añadió.
La situación se extiende en todas las fronteras del país. Daniel Siles, de Plan Internacional Bolivia, explicó a través de mapas satelitales que en Tarija hay decenas de pasos ilegales para ingresar y salir del país. Por ello considera que los puestos de control son fundamentales en la lucha contra la trata.
“Hay muchos pasos de ingreso, donde no hay control fronterizo. Recordemos que dos niñas argentinas fueron encontradas en Santa Cruz recientemente”, dijo Siles.
En este marco, el miércoles la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) firmó un acuerdo de cooperación con el Servicio Plurinacional de la Mujer y de la Despatriarcalización “Ana María Romero”, con el propósito de desarrollar acciones conjuntas para la lucha contra la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes.
El acuerdo permitirá impulsar acciones de formación, investigación, sistematización, comunicación e incidencia política sobre cuestiones de interés común, particularmente sobre trata de personas y tráfico ilícito de migrantes, considerando los mecanismos de prevención, protección, sanción y persecución penal, informó la OIM.
Página Siete