Gary Prado: legado del general que derrotó al comandante

Ingresaron a la historia juntos. Aproximadamente a la una de la tarde del domingo 8 de octubre de 1967 la columna guerrillera liderada por Ernesto Che Guevara y las tropas del capitán Gary Prado Salmón chocaron en la Quebrada del Churo.

El argentino fue apresado y lo mataron al día siguiente. Cincuenta y cinco años, seis meses y veintidós días después murió el militar boliviano.

Aunque en vida el mismo Prado dijo que lo más importante de su vida no fue la captura del guerrillero, tras su muerte los medios periodísticos nacionales e internacionales recordaron sobre todo su gesta en el campo de batalla, el 67. Después de todo el Che amenazó con expandir la revolución cubana en distintas partes del mundo; e incluso fue al Congo con su chispa revolucionaria.

El encuentro

A las seis y media de la mañana de aquel 8 de octubre, el subteniente Carlos Pérez escuchó atentamente la historia del campesino Pedro Peña. Le informó que la noche anterior, mientras regaba su plantación de papa en la Quebrada del Churo, él vio pasar a 17 guerrilleros. Esta escena está descrita en el libro La Guerrilla Inmolada, de Gary Prado.

Tras el combate, caen prisioneros dos guerrilleros llenos de polvo, demacrados, desgreñados y muy cansados.

¿Cómo encontró Prado a Guevara? “Era sin lugar a dudas extranjero, tenía una mirada impresionante, unos ojos claros, una melena casi pelirroja y barba bastante crecida. Llevaba una boina negra con emblema del CITE, uniforme de soldado completamente sucio, una chamarra azul con capucha y el pecho casi desnudo, pues la blusa no tenía botones. Sostenía en su mano derecha una carabina”, relata en La Guerrilla Inmolada.

En el libro, Prado revela algunas de las conversaciones con el médico argentino devenido en guerrillero. Recuerda algunas frases del Che que eran el presagio de su derrota. “No se preocupe, capitán, esto ya se acabó”, “es inútil… hemos fracasado”.

Ambos personajes tuvieron conversaciones, fumaron juntos (el militar un cigarrillo rubio y el guerrillero un Astoria).

Incluso el Che Guevara le dio a Gary Prado dos relojes Rólex Oyster Perpetual (uno de él y otro de un guerrillero caído) y éste se los guardó. En una entrevista en 2013, Prado confirmó que devolvió el reloj del Che a la familia del Che, mediante un cónsul cubano que lo visitó en 1983.

Encuentros del destino

Viviana Prado está en medio de dos mundos. Su papá Julio era hermano del conocido militar Gary Prado Salmón y su mamá se llamaba María Martha Gonzales, quien fue integrante del Ejército de Liberación Nacional (movimiento subversivo afín al guevarismo en Bolivia).

María Martha se separó del papá de Viviana y unió su vida a Antonio Peredo, quien fuera miembro del ELN y uno de los cuadros revolucionarios más importantes de aquellos años.

Antonio fue hermano de Coco e Inti Peredo, ambos formaron parte de la guerrilla del Che; el primero falleció en Ñancahuazú, en la Quebrada de Batán, el 26 de septiembre de 1967, y el segundo organizó otras revueltas y falleció el 9 de septiembre de 1969, en la ciudad de La Paz.

Además de Inti, Coco y Antonio, había un hermano más: Osvaldo. También era guevarista y fue líder de la guerrilla de Teoponte (que nació y murió en 1970).

El lazo entre Prado y Guevara fue más allá del campo de guerra, pero siempre se mantuvo en el marco del respeto.

Viviana cuenta que existía un profundo respeto entre los dos bandos. Es más, afirma que Antonio Peredo (quien también era periodista y docente), le dio una revisión de corrección al texto La Guerrilla Inmolada.

“Mi papá era alto dirigente del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario) y siempre que venía a La Paz nos reuníamos en el departamento de mi mamá y terminaba hablando de política con el Antonio, siempre tuve una familia sui géneris”, dice Viviana.

Añade: “Hay gente que existe para recordarnos que no somos como ellos, es decir, vienen a enseñarnos desde el contraste. Romper personas o quebrarlas en su dolor porque no comparten nuestras ideas no tiene nada que ver con construir una sociedad mejor ni con nada que me hayan enseñado mis padres, Antonio Peredo y María Martha… Si tus ideas son muy bonitas, pero celebras la desgracia y dolor del otro, revisa tu andar en congruencia porque te estás pareciendo a lo que criticas”.

Más allá de una maldición

La guerrilla de Guevara estuvo repleta de traiciones. Con los años se habló de una maldición sobre quienes estuvieron involucrados en este conflicto.

René Barrientos murió en un accidente de helicóptero, en su gobierno se atrapó al Che.

Roberto Quintanilla, jefe de Inteligencia del Ejército, fue asesinado por Mónica Erlt, del ELN.

Un comando mató a quien fuera el comandante Joaquín Zenteno Anaya. Y la lista sigue.

En esta nómina se mencionó más de una vez a Gary Prado. Él negó ser parte de una maldición, a pesar de que en vida sufrió un accidente irreversible. Al intentar recuperar el Campo Petrolero Tita, en mayo de 1981, el militar recibió “fuego amigo”.

Aquel accidente nunca se esclareció y Prado tuvo que llevar su vida sobre una silla de ruedas.

Juicio final

Lejos de cualquier maldición, Prado sí cree que fue víctima de venganzas. Fue acusado en el caso Terrorismo y durante una década luchó por su inocencia.

El 22 de junio de 2022 escribió en su Facebook: “Cuando se armó el caso Terrorismo I, me involucraron por orden expresa de Evo Morales, para vengar la muerte del Che. Fueron 10 años terriblemente oscuros, pero con el apoyo de nuestras familias y amigos derrotamos la falacia”. Valoró a quienes estuvieron cerca a él y lo apoyaron. Acotó: “Fue una acción increíble que dio sus frutos cuando los jueces tuvieron que decretar la absolución, reconociendo que todo fue un montaje, con el fiscal Sosa huido y condenado a 12 años de cárcel”.

Su entorno afirma que una de las últimas vendettas contra él fue la ausencia de un homenaje oficial tras su muerte. Gary Prado no necesita protocolos, él es personaje de la historia desde 1967.

“Cuando se armó el caso Terrorismo I, me involucraron por orden expresa de Evo Morales, para vengar la muerte del Che”.

Gary Prado

Militar, político, investigador y docente

Gary Prado Salmón egresó del Colegio Militar del Ejército en La Paz el año 1958 como subteniente de Caballería.

Fue instructor de los regimientos Ingavi y Toledo, y oficial de planta de la Escuela Militar de Sargentos y del Colegio Militar.

Cursó estudios en la Escuela de Aplicación de Armas, la Escuela de Comando y Estado Mayor de Ejército de Brasil y la Escuela de Altos Estudios Nacionales, donde obtuvo su maestría en Desarrollo y Defensa. Comandó el Regimiento Blindado Tarapacá y la Octava División del Ejército. Fue jefe de la delegación de Bolivia ante la junta interamericana de defensa.

Lo designaron ministro de Planeamiento y Coordinación en el gobierno del general David Padilla.

Es uno de los impulsores del retorno de los militares a sus funciones constitucionales.

Entre sus obras destacan Poder y Fuerzas Armadas y La Guerrilla Inmolada.

Fue promovido a General de División en 1985 y a la conclusión de su carrera militar incursionó activamente en la política nacional como militante del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria.

Fue concejal municipal y consejero departamental. Fue embajador de Bolivia ante el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

Prado también fue docente de la Utepsa y uno de los profesores más apreciados de esta casa de estudios superiores.

“…Extranjero, tenía una mirada impresionante, ojos claros, una melena casi pelirroja y barba bastante crecida”.

La Guerrilla Inmolada (cómo vio Gary Prado al Che)

Página Siete

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