“Desde este momento he dejado de comer. No voy a consumir ni un solo alimento, no voy a tomar ni una gota de ningún líquido, hasta que la pandilla me libere de manera incondicional e irrestricta… O me saquen en un ataúd”, manifestó -a través de un video- Marcel Rivas, ex director de Migración de la gestión de Jeanine Áñez, que se encuentra detenido en la cárcel de San Pedro.

“Todo tiene un límite en la vida”, comienza el post en la cuenta de Facebook de Rivas, en el que habla de su vivencia como “rehén” y de cómo ha sido «víctima» del sistema judicial del país.
«De este mi cautiverio sólo voy a salir de dos formas: La primera, mediante la liberación inmediata y otorgándome mi libertad irrestricta, que es lo que en los juzgados se determinó. Y la otra es en un cajón y muerto. Pero voy a salir con la misma dignidad con que entré”, dice con voz pausada en el video.
Rivas fue acusado de los supuestos delitos de: uso indebido de influencias y uso indebido de bienes y servicios del Estado, además de incumplimiento de deberes. Se lo acusó de favorecer la salida del país de los ex-ministros Arturo Murillo y Fernando López.
Los dos primeros cargos fueron desestimados en junio pasado, pero Rivas fue condenado a tres años por el último delito. En ese entonces su defensa recordó que por esa pena no corresponde la privación de libertad.
En agosto el juez lo absolvió de la tercera acusación y determinó su libertad. El ex director de Migración, durante el periodo de Jeanine Áñez, está detenido por casi tres años y, pese al fallo judicial, permanece en el recinto penitenciario de san Pedro.
“Haciendo uso de delincuentes, fiscales, jueces y vocales pretenden prolongar mi cautiverio, a pesar de que sus propios cómplices me absolvieron de un proceso y me sentenciaron a 3 años en otro sin haber demostrado la existencia de ningún delito, menos aún que yo lo haya cometido, «sentencia» que en este país no contempla legalmente pasar un solo día detenido. Pero esos detalles son irrelevantes, sabemos muy bien que mi cautiverio responde a órdenes políticas de la organización criminal que gobierna Bolivia”, publica Rivas.
Se despide agradeciendo a su familia y a quienes lo apoyaron, y agrega: “No está en mi carácter ser cobarde, ni en mis genes ser traidor”.
El Deber