El “indígena del hoyo” o “indígena Tanaru”, el último superviviente de su comunidad, de una etnia desconocida, fue hallado muerto en su hamaca, dentro de su choza, el pasado 23 de agosto. Este hombre pasó más de tres décadas aislado y sin contacto con el mundo actual.

El cuerpo fue encontrado por la Fundación Nacional del Indígena (Funai) en el estado brasileño de Rondonia, en la frontera con Bolivia. Este fin de semana se confirmó que el indígena murió por causas naturales.
La institución informó de que no se encontraron vestigios que indiquen la presencia de otras personas cerca de la choza, así como tampoco había señales de violencia o de lucha, puesto que los utensilios utilizados por el hombre se encontraron en su lugar habitual.
Un grupo de peritos de la Policía realizaron una primera inspección al cadáver, que será sometido a una autopsia por un médico forense de la Policía Federal.
Lo llamaban el “indígena del hoyo” porque pasaba la mayor parte de su tiempo escondiéndose o resguardándose en agujeros que él mismo cavaba en la tierra.
Durante décadas, en las que su territorio fue atacado y en las que mataron a sus amigos y familiares, él se resistió a cualquier intento de contacto por parte de personas ajenas a su mundo, y puso trampas y atacó con flechas a quien fuera que se le aproximase.
EFE
