Rusia anunció ayer la segunda fase de su guerra en Ucrania, centrada en la “liberación completa” del Donbás prorruso, en el este del país. Una operación que incluye el asalto final a la acería de Azovstal, en Mariúpol, último reducto de la resistencia ucraniana en la estratégica ciudad portuaria, dijo el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.

Para Ucrania, la gran ofensiva rusa comenzó el lunes y recién se confirmó esta “operación militar especial” ayer, después de 21 días de la retirada de las tropas del norte y noreste.
Rusia necesitó este tiempo para reagrupar sus fuerzas y enviar nuevos grupos tácticos de batallón al este ucraniano, y también al sur, así como equipamiento de artillería, apoyo aéreo y sistemas de mando y control.
El jefe de la Administración Regional Militar de Ucrania, Oleh Synyehuboy, pidió a los vecinos de esa ciudad permanecer en sus refugios, no salir a la calle y no hacer colas porque “ahora es muy peligroso”.
Los bombardeos del último día en áreas residenciales dejaron al menos tres muertos y 21 heridos.
“Váyanse a regiones seguras de Ucrania. Ahora tienen la oportunidad de escapar. Cada día que pase las posibilidades se reducirán”, instó, después de que “miles” de los 20.000 habitantes de la ciudad de Kreminna no lograran huir antes de que el lunes 18 de abril de 2022 los rusos tomaran la urbe. Ayer algo más de cien civiles fueron evacuados de la región de Lugansk, pero aún quedan unos 70.000 habitantes que no lo hicieron.
Entre tanto, el presidente de EEUU, Joe Biden; el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg; la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen; y otros nueve líderes mundiales se comprometieron ayer a seguir imponiendo “severos costes económicos” sobre Rusia por la guerra.
También se comprometieron a seguir proporcionando asistencia militar económica y humanitaria y más artillería pesada.
Ya son casi dos meses del inicio de la guerra.
Redacción-EFE