La expresidenta del Senado Adriana Salvatierra negó que en 2019, luego de la dimisión de Evo Morales, hubiera instruido a los legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS) que renuncien de manera colectiva. El exsenador Omar Aguilar y el exdiputado Remberto Calani afirmaron que hubo una instrucción para que todos dejen sus cargos.
“No hablo de instrucciones, porque no puedo dar instrucciones de ese tipo (de una renuncia colectiva”, dijo Salvatierra en entrevista con la red Uno. Admitió que ese tema se discutió, puesto que había presión, pero primó la línea del partido “con mayor racionalidad”.
La extitular del Senado dijo que durante los conflictos postelectorales de hace dos años muchos de sus colegas estaba “acosados” por la oposición y por los movimientos ciudadanos, por ello los los asambleístas que estaban en el orden de sucesión constitucional dimitieron.
Sin embargo, Aguilar, en anteriores entrevistas con Página Siete, detalló que en el caso de la Cámara Alta, la exsenadora pidió la dimisión colectiva de sus colegas. Agregó que la orden fue canalizada a través de grupos de WhatsApp internos y mediante el entonces jefe de Comunicación de Senadores, Aldo Camacho.
“Fue instrucción de Adriana Salvatierra que estaba de presidenta del Senado, a través del señor Aldo, que era el jefe de Comunicación. Yo hablé con él y le dije que no íbamos a renunciar. Nosotros tenemos los respaldos de los mensajes de los grupos de WhatsApp de ese entonces”, señaló.
Por su parte, Calani dijo que el 11 de noviembre del 2019 también a los exdiputados masistas les ordenaron que renuncien y les dijeron que la orden “venían de arriba”. A él, el pedido de dimisión le transmitió su colega y actual funcionario de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) Julio Huaraya.
“Nos oponemos, en un reunión interna, a la renuncia colectiva, porque la gente del gobierno que dio el golpe iba a destruir el proceso de cambio. Todo lo que había sido construido por el Estado, en 14 años”, aseveró.
Quienes se negaron dejar sus cargos en ese momento argumentaron que si eso se concretaba, la gestión transitoria hubiera gobernado sin Asamblea Legislativa. Por lo cual no hubiera habido manera de fiscalizar ni tampoco de recobrar fuerza como partido.
Página Siete
